18 mayo 2010

Anticucho

Muchas veces cuando viajas, te encuentras con platos típicos del país que a primera vista no parecen muy apetecibles. Gusanos, cucarachas, carne de caballo, serpiente, la lista no termina y todos ellos son autenticas delicatesen en algunos lugares del geoide. El dilema del viajero se divide entre seguir los ojos estomacales y gentilmente rehusar de probarlos, o hacer caso a su espíritu aventurero y cogiendo aire y poniendo cara de asco ponérselo en la boca a ver qué pasa. El resultado puede ser, o bien escupirlo y beberse un litro de agua de un tirón, tragárselo y acabar con unas cagaleras de apaga y vámonos, o bien encontrarlo delicioso y darle la razón a toda una civilización que lo encuentra manjar de dioses. En nuestro caso, esta es la opinión que nos ha quedado tras probar el Anticucho, unas brochetas de corazón de vaca que no queríamos probar para nada del mundo, la insistencia de los peruanos que hemos conocido ha hecho que probásemos y ahora como buenos limeños, cenamos cada viernes...

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