La semana pasada, aprovechando que teníamos una misión en Chincha con la ong MATISEE, fuimos hasta la región de Pisco acompañados por Max (otro voluntario de la ong) para hacer un poco de turismo. Devastada por el terremoto de 2007, la ciudad de Pisco se encuentra hoy en día bajo una alta tasa de criminalidad, debido a la situación de pobreza y paro laboral en que se vieron muchos de sus habitantes después de la catástrofe. Es por eso que decidimos escuchar el consejo de los habitantes de la zona y hacer un tour rápido en taxi por la ciudad para después ir directamente a Paracas.
El pequeño pueblo costero de Paracas es muy visitado durante el verano, sobretodo por los limeños y turistas extranjeros. El sitio tiene mucho encanto, con su pequeño puerto pesquero, su Plaza de Armas y sus pelícanos. A M le recordaba a pueblecitos de la Costa Brava catalana como Cadaquès o Palamós, con el paseo marítimo y los pequeños restaurantes de comida típica al lado del mar, tres veces más caros que lo usual.
Con todo esto, durante nuestra estadía en Paracas nos hemos sentido paradójicamente como de vacaciones dentro de nuestro viaje.
El pequeño pueblo costero de Paracas es muy visitado durante el verano, sobretodo por los limeños y turistas extranjeros. El sitio tiene mucho encanto, con su pequeño puerto pesquero, su Plaza de Armas y sus pelícanos. A M le recordaba a pueblecitos de la Costa Brava catalana como Cadaquès o Palamós, con el paseo marítimo y los pequeños restaurantes de comida típica al lado del mar, tres veces más caros que lo usual.
Con todo esto, durante nuestra estadía en Paracas nos hemos sentido paradójicamente como de vacaciones dentro de nuestro viaje.
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